DEL EMPRESARIO LÁZARO BÁEZ
(Publicada como solicitada, en el Diario Prensa Libre de Santa Cruz)
Creo que aprobarías el encabezamiento de mis palabras al escucharme decir respecto de tu partida: "Te adelantaste una vez más". Sin duda, el espíritu sabio y popular de tal enfoque es consonante con quien fuera caminante de Santa Cruz sobre todo, y un adelantado o, un testimoniador de muchos senderos de nuestras cuestiones terrenales.
En rigor, una persona que hizo del afecto y del aprender, y del enseñar y del ejercer la política en todos sus aspectos, sus divisas principales, no muere, se transforma. Además, quién, como vos, fuiste capaz de sintetizar en pocas palabras tus actitudes fundamentales: "En la vida hay buenos y malos momentos, pero deben prevalecer mucho más los buenos". Por eso mismo no podía extrañarme cuando, hace unos pocos días, me dijiste: "Estoy contento de mi vida. Me hace bien esto de trabajar duro”.
De tus numerosas acciones tomo algunas que nos marcaron y que le dieron sostén a nuestra amistad. Porque quienes te dimos lealtad, recibimos lealtad. Y también tuvimos que aprender cosas que en política deben ser interpretadas muy cuidadosamente. Esos “vericuetos” que, para algunos significan una cosa, para otros, otras. Para los que trabajamos, simplemente “lealtad”. Eso venía con el privilegio de ser tu amigo. Hoy te lloran muchos. Te lloran los que se suponía que lo harían ante una cosa de Dios, como podría interpretarse esta muerte, y también lo hacen los que fueron hostiles, por convicción, por intereses personales, por vocación política, y hasta por celos.
Es verdad que la muerte empareja a todos y a todo. Yo no necesito santificarte, porque tengo sobre las lealtades y la amistad, el más alto y noble de los conceptos, y además la practico, y la disfruto de quienes son leales conmigo. Descreo de santidades por el ineludible hecho de morirse, pero en la tarde de toda existencia humana sólo adquiere peso verdadero lo que viene del corazón. Ésa es la medida final y definitiva. Por sobre todo lo demás.
Néstor Kirchner, fuiste un hombre generoso. ¿Cuántos y cuántas supieron de tus iniciativas, tus inquietudes, tus desvelos que, invariablemente favorecían a la gente?
Muchos pudimos percibir tu disciplina de trabajo y tu estilo de vivir.
Acaso tu ancestro europeo te ayudó a sostener tu gran pasión hacia el quehacer del pueblo y a saber combinar, sin menoscabo de la dignidad de nadie ni de la producción ajena, la amistad de compartir la solvencia de tus decisiones y tus procederes Nada te hizo sucumbir, ni las contrariedades, ni las bajezas del enemigo abyecto, ni las mentadas traiciones o cambios de actitudes, ni la difamación, el descrédito, la incomprensión. De hecho, la muerte te sorprende en plena tarea. También disfrutamos tu sentido del humor manifiesto en ocurrencias y oportunos comentarios , lo que mostró muchas veces las distintas facetas de tu singular personalidad.
Los largos años que te conocimos mi familia y yo nos estructuraron sólidamente admiración y afecto. Las luchas que compartimos, las vigilias tratando de encontrar soluciones. En momentos muy significativos estuvimos juntos.
Por tantas ocasiones compartidas, por tanto apoyo y enseñanza me ganó hacia vos un enorme cariño que no sé recordar sino con emocionada gratitud.
Querido amigo, "Te adelantaste un poco, nomás". Y, como en tantas oportunidades me sonrío mientras abrazo tu recuerdo en memoria y gratitud. En lealtad. Estaré alerta – como muchos – pero yo especialmente – para asistir y acompañar a Cristina y los chicos. Sé, porque lo presiento, que te has ido tranquilo, convencido de que estaremos con ellos.
Y sobre tu muerte, Lupín querido, quiero agregar que también se te planteó como un privilegio: moriste en tu ley, trabajando, pensando cosas, desplegando estrategias, peleando, luchando. Y prevalecerás, por aquello de que uno sólo se muere cuando lo olvidan…y a vos, no te olvidarán.
Gracias por todo eso.
Y si bien más de una vez te lo dije, hoy quiero repetirlo, ante vos, y ante todos, que ser tu amigo fue también un privilegio, que agradezco a Dios.
Que esto de que te adelantaste significa, simplemente, que nos volveremos a encontrar, como dicen las enseñanzas que nos transmitieron nuestros padres, en la Gloria de Dios.
Adiós, hasta Dios. Te doy un fuerte abrazo…querido amigo, y descansá, que acá quedamos nosotros. Y desde donde estés, seguí ayudando a los argentinos, que no te olvidaremos, y que tenemos la seguridad que ella llevará la Nación a completar lo que empezaste.
Mientras tanto, digo con vos y el Salmista:
… "El Señor es mi pastor; nada me falta.
Me hace descansar en verdes pastos,
me guía a arroyos de tranquilas aguas
me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos haciendo honor a su nombre
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
Porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu cayado me inspiran confianza"...
El mañana ha comenzado.
Lázaro Antonio Báez
Río Gallegos, 30 de Octubre de 2010
No hay comentarios.:
Publicar un comentario