A través de la cronología humana vemos que en Europa, en los cinco siglos que se les asignan a las Edades Moderna y Contemporánea, han tenido y tienen un mapa político en continuo cambio.
Por supuesto que en la modernidad, las divisiones políticas son particularmente de las naciones, las que pueden definirse como las unidades sociales que cuentan con una serie de elementos vinculantes, comunidad de territorio, de lengua, de actividades económicas, de cultura, de tradiciones y costumbres.
España, Francia e Inglaterra se integraron como naciones al comienzo de
En la conformación de estos estados nacionales no sólo suele intervenir la voluntad de sus habitantes, sino también las fuerzas erógenas de otras naciones, que generalmente son más potentes y vencedoras en los conflictos limítrofes. Por el tratado de Versalles, después de
El estallido de
En cuanto a los imperios, suelen ser conformados bajo el pretexto de la búsqueda de espacios vitales y seguros. Sus inspiradores siempre prometieron milenios de permanencia, pero dentro de la perspectiva multisecular de la historia universal tuvieron una existencia efímera y se desintegraron al petrificarse sus cabezas.
Hoy las revoluciones tecnológicas, que nos están superando en la era de la comunicación, nos están oficializando una aldea global, que en lo macro es la jurisdicción de la globalización.
Nuestra república tuvo una subdivisión política de su territorio, en provincias, con diferentes errores o aciertos. Sobre la mitad del país, al sur del paralelo de Mar del Plata, quizá se dieron límites en los que menos se estudiaron los ámbitos homogéneos geográficos del mismo, al dividir las jurisdicciones provinciales, entre 1872 y 1955, y al provincializarlas; los límites de paralelos y meridianos geodésicos son contra lo natural, por encima de todo.
Pero somos conscientes de que no vivimos en tiempos para dar cabida a dicho debate, más en la era en que la globalización y su visible consecuencia comercial, la competitividad, obligan a ocuparse de lo primario, que es el desarrollo sectorial en función de la productividad y la generación de trabajo y bienestar, que es su directa consecuencia.
El turismo, sector joven que no instaló preconceptos, vive como el hombre de hoy, sin fronteras. Reconoce, por encima de todos los productos (atractivos + servicios), que las geografías homogéneas son las que marcan los elementales límites, no de restricción, sino para vivir (desde lo permanente a lo transitorio-turismo). Los espacios geográficos y/o políticos de la oferta turística son: comarcales, de corredores o regionales, desde lo micro de un destino turístico pasando por lo integrador a lo macro de una región. Si me siguen con un mapa político de
El turismo, que aporta esta nueva visión de la geografía productiva, podrá ser un adalid que sin pretender ser cabeza de cambio ayude por emulación, éxito y simpatía a que la mayor parte de los sectores activos lo imite. En esta quizá un poco extensa reflexión quiero orientar a muchos dirigentes para que aprovechen, por esta vía positiva, a generar un cambio inexorable que por medio de esta joven actividad significará quizá el menor de los esfuerzos, pero finalmente aproximarnos al necesario cambio.
ANTONIO TORREJON (Ex ministro de Turismo de Río Negro. Asesor del gabinete honorario de
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