María Barbero llegó al país desde España para realizarse un implante mamario en una clínica de Coghlan. El viaje valía la pena por una cuestión bastante simple: la operación en España costaba el doble de lo que le cobró la clínica Bandera, ubicada Rivera 2909.
Pero algo salió mal y la paciente española murió ayer por la noche a las 20.30, horas después de la intervención quirúrgica.
Barbero era sólo una de los miles de extranjeros que llegan al país todos los años para aprovechar de un boom que los médicos llaman "turismo quirúrgico", que explotó en el 2002 con la devaluación y que tiene como principal atractivo el hecho de que los costos de las cirugías son mucho más bajos en el país que en el exterior.
Y aunque para los argentinos estos precios puedan no resultar tan accesibles, para los habitantes del primer mundo operarse en el país es un excelente negocio.
El fenómeno. Diego Schavelzon, director médico de la clínica ByS, estima que las cirugías en la Argentina cuestan alrededor de un 50 por ciento menos de lo que cuestan en países del primer mundo como Inglaterra, Estados Unidos o España.
Sin embargo, Schavelzon insiste en que es la excelente reputación de los médicos nacionales la que hace que estos turistas-pacientes lleguen de a cientos todos los meses. Aunque prefiere no dar números, admite que todos los días se opera a pacientes extranjeros en su clínica.
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