05 junio 2008

Austral desaparece en la "compra-venta kirchnerista" de Aerolíneas Argentinas? Otro conflicto inminente en lista de espera

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El sindicato de pilotos de Austral Líneas Aéreas tiene un grave problema: se lo considera 'dialoguista', y entonces no recibe las explicaciones que exige acerca del futuro de la compañía en el marco de una invasión kirchnerista de Aerolíneas Argentinas, en los días más difíciles de los Kirchner.


Los pilotos de Austral no quieren tanto obtener seguridades de Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebús y nuevo accionista de Aerolíneas sino que, probablemente por versiones que circulan en el mercado, ellos creen que las certezas sólo las puede brindar Ernesto Gutiérrez, directivo de Aeropuertos Argentina 2000.

Los pilotos de Austral no creen que Eduardo Eurnekian se encuentre involucrado en la operación sobre Aerolíneas, pero sí Ernesto Gutiérrez, de alguna forma que no podrían precisar, pero se comenta que fue la persona a la que recurrió Ricardo Jaime, secretario de Transportes de la Nación, buscando auxilio.

Obviamente que Gutiérrez y López Mena niegan cualquier vínculo, pero también Néstor Kirchner niega que él le imponga decisiones de gobierno a su mujer, la Presidenta de la Nación....

Acerca de Austral, Nicolás Fiorentino escribió en la página web La Política Online, que dirige Ignacio Fidanza:

“López Mena es apenas la cara visible, pero el próximo dueño de Aerolíneas es otra persona”. La frase contundente salió del despacho del secretario de Transporte Ricardo Jaime, y contiene la esencia de una de las “argentinizaciones” más polémicas y forzadas que emprendió el kirchnerismo.

Las palabras que ubican al empresario Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebús y de muy buena sintonía con el oficialismo nacional, cobran aún más fuerza cuando se conoce además que el gobierno de los Kirchner ya manifestó que hará uso de la opción para hacerse con el 20 por ciento restante, justo cuando Aerolíneas Argentinas aparece en un momento crítico: paro de pilotos, vuelos retrasados y suspendidos y la empresa operadora, la española Marsans, envuelta en un embrollo que derivó hasta en contactos directos con el presidente de España, José Luís Rodríguez Zapatero.

“El gobierno ya dijo que va a comprar un 20 por ciento. No sabemos cuanta plata tiene López Mena, pero una aerolínea es una cosa muy cara. Una turbina de avión sale 5 millones de dólares, y acá hay que poner muchísima plata para una compañía como Austral que en este momento tiene once aviones tirados en el piso por falta de mantenimiento y Aerolíneas otros treinta, por falta de motores, falta de todo. Las compañías están en cesación de pagos. En los vuelos de cabotaje no hay ni Coca-Cola”, aseguró a La Política Online un piloto de prolífica carrera en la aviación civil argentina, quien prefirió reservar su identidad.

La participación de Aeropuertos

Lo cierto es que al Estado aumentar su participación le podría salir gratis. Por estas horas los ejecutivos de Aeropuertos 2000 –la compañía que opera los principales aeropuertos argentinos- participan de las negociaciones en torno a Aerolíneas.

Esta línea área le debe al menos 60 millones de dólares a la empresa de Eduardo Eurnekian, quien a su vez mantiene con el Estado una discusión sobre el monto final de canon que adeuda por la concesión.

En el mercado se comenta que Aeropuertos 2000 podría participar de la nueva etapa de Aerolíneas. Esto fue terminantemente desmentido a La Política Online por fuentes de la compañía, quienes aclararon que sí están colaborando en buscarle una solución a la mayor línea aérea del país, ya que su negocio en gran medida depende de la operatoria de Aerolíneas.

“Si puede suceder que Aeropuertos le transfiera las acreencias que tiene de Aerolíneas al Estado y así este pueda subir su participación en la compañía, esto se compensaría con la deuda del canon”, explicaron las fuentes consultadas. Se concretaría así un capítulo importante de una negociación de las más complicadas que están en marcha.

Un poco de historia

Aerolíneas Argentinas se privatizó allá por los años noventa y fue a caer en manos del grupo Iberia. Austral, como siempre, siguió el camino paralelo de la empresa que supo ser emblema del país. Las cosas no anduvieron bien. Se hizo cargo la Sepi española (Sociedad Estatal de Participación Industrial), pero tampoco la gestión le fue bien. Así, Aerolíneas Argentinas y Austral, por una gestión del gobierno español, pasaron al control del grupo Marsans.

“Aerolíneas, cuando lo tomó Marsans, estaba en llamas. Para peor, la firma española se hizo cargo de la empresa en el peor momento del país, allí por finales de 2001”, empieza a contar un operario con muchos años en la empresa. “Cuando se presentaron ante el personal, las noticias del día eran los saqueos”, recordó con La Política Online sobre esos días caóticos.

“Se hicieron cargo de la criatura en el peor momento. Uno de los tipos que nos habló nos dijo que `en los momentos de crisis se dan grandes oportunidades´. Basta para ver la confianza con que llegaron que Aerolíneas Argentinas, en ese momento, estaba en convocatoria de acreedores y ellos se hicieron cargo de esa convocatoria. Después de eso, Aerolíneas y Austral, empezaron a recuperarse”, continuó.

Así, mientras la empresa crecía, uno de los gremios fue creciendo al mismo ritmo acumulando poder. Ese es APLA, quienes en su momento fueron los que encabezaron la gran movida de “Salvemos a Aerolíneas” cuando la empresa se venía a pique.

Hoy, en Aerolíneas existen seis gremios, pero sólo uno tiene verdadero peso: Este es el que agrupa a los pilotos de Aerolíneas Argentinas, la mencionada Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA). El resto son APTA, del personal técnico aeronáutico; AAA, gremio que agrupo a los auxiliares y tripulantes, las azafatas y a los comisarios de abordo; los técnicos de vuelo, que está en extinción porque los aviones ya no vuelan con técnicos –no son más de 40 o 50 afiliados- y UPSA, del personal superior. Por último, aparece la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA), el de los pilotos de Austral, hoy presionado directamente por el poderoso APLA.

La mano de Jaime

“Desde la intervención de Jaime en el mercado, es él quien maneja en los hechos todo el transporte aerocomercial”, asegura una fuente de estrecho vínculo con APLA, gremio que hoy jaquea no sólo a Aerolíneas Argentinas sino a todo el sistema de vuelos argentino, tanto de cabotaje como internacional.

Si bien la cabeza de este ajedrez millonario la pondría Néstor Kirchner, su brazo operador es el secretario de Transporte, que supo convertir a APLA en una liado eficaz en su política de “argentinización” de Aerolíneas.

Tras tres años de gestión Marsans, Aerolíneas Argentinas había mejorado de manera notable: en general no había problemas de retrasos ni cancelaciones de vuelo. Renovó casi el 70 por ciento de la flota durante la era Marsans, trayendo un Jumbo 400 –el avión más grande del mundo después del 380-. Austral, como siempre, siguió ese crecimiento a la sombra de Aerolíneas, pasando de tener una flota de 11 aviones a 22.

Ahí fue cuando el gobierno notó a las claras que Aerolíneas podía funcionar y la embestida fue inminente. “El gobierno intervino cuando vio que detrás de Aerolíneas había un lindo negocio”, explicó la fuente consultada.

“Así se armó una estrategia para empezar desvalorizar la aerolínea y que así se transformara en una compañía accesible al bolsillo de la ola argentinizadora de los Kirchner”, analizó un piloto de Austral en diálogo con La Política Online.

“Jaime se asoció, en su momento, con los mecánicos y los técnicos de vuelo y después con los pilotos de Aerolíneas, los más poderosos, para hundir el barco. Esto es, básicamente, el eje que explica todos los conflictos que se vieron en estos últimos dos años de Aerolíneas Argentinas”, contó el vocero.

Cancelaciones de vuelo, manejos caprichosos de APLA y distintos reclamos, llevaron a que la empresa, hoy, pierda dinero a un ritmo de 1,5 millones de dólares por día. “El objetivo es que la empresa cueste cero peso”, explicó la fuente.

Antonio Mata, ex CIE de Marsans quien enfrentó a APLA y a los mecánicos y terminó fuera del grupo, dijo en su momento que “acá usaron a dos gremios como punta de lanza para que la compañía cueste cero”. Hoy el empresario trata de vengarse de Jaime a través de participaciones en medios, que luego de años de dar vueltas, habría comenzado a concretar. Se habla, por ejemplo, de su desembarco en el diario Crítica.

“Por un lado tenías a los gremios manejando la compañía y por otro tenías al gobierno asfixiando con las tarifas y con restricciones impositivas por seguros que se toman en el exterior. Estaba jaqueada la empresa. La jaquearon hasta que los españoles tuvieron que decir `Basta, acá esta la empresa, pongan a los socios que quieran´ y ahora quedará Marsans fuera o como socio minoritario”, sintetizó el vocero.

La desaparición de Austral

Claro que APLA no iba a convertirse en mero actor de la estrategia de Jaime sin plantear sus intereses. Según fuentes del mundo sindical, uno de los objetivos de APLA es la desaparición de Austral. Para esto, APLA apuntó directamente contra UALA, el gremio de pilotos de Austral.

“Acá la bomba explotó cuando López Mena, que ya se sabía era uno de los interesados, abrió la boca y dijo que pensaba fusionar Aerolíneas y Austral. Comentario que en su momento fue avalado por Gonzalo Pascual –CIE de Marsans- y nadie, al día de hoy, lo desmiente”, aseguró el piloto.

Desde APLA iniciaron los ataques hacia Austral. Cuando los rumores de fusión comenzaron a tomar fuerza, los pilotos de Aerolíneas pusieron en claro que no iban aceptar compartir el trabajo con los de Austral y que estos tendría que ir a la “cola” en el escalafón aerocomercial.

“¿Qué significa eso en la práctica? Que con esta articulación un piloto de Austral con 30 años de antigüedad y 18 mil horas de vuelo iba a caer detrás de un copiloto de Aerolíneas que todavía está aprendiendo a aterrizar un jet. Esto es la desaparición definitiva de Austral”, explicó el piloto de Austral.

Pero esta no es la única movida que desde APLA lanzaron hacia Austral.

Bajo la gestión de Marsans se unificaron las flotas. Con eso bajaron notablemente los costos. Lo que hicieron fue traspasar los seis aviones MD que tenía Aerolíneas en su poder, y así Austral quedó con una monoflota de esa línea. A su vez, los nueve Boeing 737 que tenía Austral en su flota los pasó a manos de Aerolíneas. La movida, además de coherente, era interesante tanto para la empresa como para los mecánicos y los pilotos.

Pero ahora, los pilotos de Aerolíneas aunados en APLA sorpresivamente están reclamando que se recuperen los seis MD que transfirieron a Austral, diciendo que esos aviones “son de Aerolíneas”. Claro que nada dicen de los Boeing que Austral les pasó a sus manos. “Los argumentos son infantiles. Para nosotros un avión es una herramienta de trabajo. Un avión que se va significa que hay diez o doce pilotos que no tiene trabajo”, explicó un piloto con años en la industria.

Caprichos

A tal punto llegó el capricho que ahora los pilotos de APLA se niegan a volar los Airbus 320 que adquirió Aerolíneas. “Están parados en Ezeiza. Dicen que hasta que Austral no devuelva los MD ellos no van a volar esos aviones. Mientras, Aerolíneas está pagando el leasing de esos aviones”, lo que rondaría los 250 mil dólares por mes por avión.

Desde la Secretaría de Transporte, durante un paro de pilotos de Austral, dijeron y juraron que no iban a traspasar esos aviones a Aerolíneas. Incluso, se firmó un acta en el Ministerio de Trabajo donde el ministro Carlos Tomada garantizaba la flota de Austral y las rutas. Pero la embestida siguió su curso y este fin de semana hay una posibilidad clara para ver porque curso sigue el río.

“Este fin de semana se vence el contrato de uno de los MD que Aerolíneas le está alquilando a Austral. Si no lo renuevan, sería el primer avión de Austral que vuelve a Aerolíneas. Sería el primer paso de una movida más grande, que es achicar la compañía”, explicó una fuente de Austral a La Política Online.

Disidentes

No sólo contra los pilotos de UALA están dispuestos a ir los pilotos de APLA, sino que tampoco aceptan disidencias internas. Hace ya varios meses un grupo de unos ochenta pilotos de Aerolíneas reconoció que maquillado como un reclamo salarial el gremio que los representa llevaba adelante un plan con otros objetivos, netamente políticos y económicos. Por eso, marcaron su disidencia en una carta abierta enviada a la presidenta Cristina Kirchner.

Eso fue suficiente para que comenzara a circular en las oficinas de Aerolíneas una lista de los pilotos “rebeldes” que terminó fuera de la empresa. Sin embargo, la persecución no terminó allí.

Estos pilotos, la mayoría con mucha antigüedad y experiencia, consiguieron trabajo en otras aerolíneas, como Lan. Pero la compañía comenzó a recibir insólitas presiones gremiales para que de desembarazara del personal. A la empresa no le quedó otra que enviarlos a otros destinos, como Chile o Perú.

Apenas un despropósito más en una época de dueños que no son dueños y sindicalistas que lejos de defender a los trabajadores, impulsan su despido."

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