07 junio 2008

Con US$ 40 millones en rojo en mayo, Aerolíneas devuelve los A320 y cambiaría a su CEO

CIUDAD DE BUENOS AIRES (CÓDIGO AÉREO) - Desde que llegaron a la Argentina, los A 320 que sumó el Grupo Marsans a Aerolíneas Argentinas descansan en Ezeiza y no vuelan por una decisión tomada por la combativa Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) que dejó a las naves sin pilotos para poder volarlos. Por eso, la empresa habría tomado la decisión de devolver las naves a sus leasors.

Según pudo saber CÓDIGO AÉREO, desde que estalló la sucesión de huelgas de enero, donde decenas de vuelos fueron suspendido y obligó a que tomara las riendas de la negociación con el Grupo Marsans el Jefe de Gabinte, Alberto Fernández (quién luego fuera desplazado en las charlas por el ministro de Infraestructura, Julio de Vido), APLA mantiene sin instructores de Airbus a Aerolíneas Argentinas, sin pilotos capacitados y a las naves sin posibilidades de volar.

Como se recordará, durante el paro de enero, los instructores que se encontraban con los futuro pilotos de Airbus en Europa fueron obligados a renunciar. La intervención de la Casa Rosada logró frenar los paros, pero no logró que APLA permitiera la reincorporación de los entrenadores, ni que los pilotos volvieran al curso.

De esta forma, el gremio que acusa al Grupo Marsans de vaciar a Aerolíneas Argentinas, le propinó a la empresa una pérdida de 220.000 dólares mensuales, cada una, al mantener paralizados los aviones. Un cálculo rápido permite ver que, desde enero, la empresa ha tenido que hacer frente a poco más de US$ 2 millones en pagos por el leasing y no ha podido hacer volar los aviones una sola vez.

Lo peor es que Aerolíneas Argentinas tenía listos para traer al mercado local otros 2 A 320. Uno de ellos se encontraba en Toluca (México) y otro en El Cairo (Egipto) donde se les estaba realizando el c-check necesario para poder presentarlo ante la Fuerza Aérea Argentina para que otorgue las autorizaciones necesarias para volar. Sin embargo, no tendrían fecha de ingreso para el mercado local.

Las dimensiones de las pérdidas operativas por falta de vuelo y las causada por el cobro de leasing sin posibilidad de recupero no hacen más que impedir cualquier tipo de recuperación en las actividades normales de la compañía y aceleran la acumulación de pasivos, que como señaló CÓDIGO AEREO, sumaron cerca de 40 millones de dólares, sólo en mayo pasado.

Es interesante la contradicción en el accionar de APLA: mientras mantiene dos aviones parados por falta de instructores, sus autoridades insisten por los medios con la acusación de vaciamiento hacia el Grupo Marsans. Pero lo peor es el rol del Estado, ciego a las necesidades de transporte aerocomercial en las provincias, ciego a las medidas irresponsables de ciertos grupo de poder que se creen dueños de la empresa y ciego del daño que le están haciendo a la Argentina en el exterior.

Nuevos cambios

El futuro de Enrique Meliá al frente de Aerolíneas Argentinas es incierto ante los crecientes problemas que enfrenta la compañía y que quedaron plasmados en el resultado del balance de mayo donde la pérdida acumulada habría alcanzado los US$ 40 millones, un valor nunca visto en la compañía.

La decisión habría sido tomada por Gonzalo Pascual y Gerardo Días Ferrán en Estambul, luego de que llegara a la reunión que realizó IATA en esa ciudad, los adelantos de los resultados financieros y operativos de Aerolíneas Argentinas durante mayo.

En la actualidad, Enrique Meliá, hombre de confianza de los dueños del Grupo Marsans, tiene bajo su administración las actividades de Air Comet Chile y del Grupo Aerolíneas Argentina y suele repartir su tiempo de trabajo entre los dos mercados, lo que habría terminado por afectar los resultados en ambos negocios.

A la sucesión de medidas operativas a nivel local en la gestión diaria de la compañía, se habrían sumado algunos roces crecientes con altos dirigentes sindicales, en especial, el levantisco Jorge Perez Tamayo que conduce la combativa Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas.

Se cuenta que Jorge Perez Tamayo, en persona, quería ser el comandante del A 340 que Aerolíneas Argentinas destinó a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner para realizar su viaje a Roma, al encuentro de la Organización Mundial de Alimentos (FAO).

Sin embargo, Enrique Meliá habría tomado la decisión de negar el pedido e impedir que Jorge Perez Tamayo piloteara la nave. Esa habría sido la gota que terminó de rebalsar la paciencia del líder sindical, por lo cual, la empresa se prepara a que, en forma inconsulta, en cualquier momento, se desate algún tipo de reclamo sectorial que vuelva a para las actividades de la aerolínea.

La decisión del recambio de managenet, se asegura en los pasillos de Aerolíneas Argentinas, no tiene nada que ver con las negociaciones que Juan Carlos López Mena está realizando con el Grupo Marsans para su ingreso como socio de la empresa. Sin embargo, no es una ayuda para un momento clave de las tratativas.

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