20 abril 2008

Frente de Tormenta: Una metáfora que nos ayuda a interpretar la situación del Gobierno en Tierra del Fuego.

No escapa al actual enfoque político de Tierra del Fuego que el Gobierno del ARI necesita "oxígeno" político y financiero, para alcanzar aquel punto de equilibrio en su desafío de gestión.

El tiempo transcurre y nos vamos acercando al primer año del acto eleccionario que ungió a la primera mujer como gobernante electa en nuestro país (más allá de la mera cuestión de género)

No se trata de justificar un balance de gestión a los 100 días sino de reconocer que suman 10 meses de saber que se tiene la soberana responsabilidad de GO-BER-NAR nuestra querida provincia.

De pronto, el clima se va "enrareciendo" y los rumores comienzan a jugar negativamente en la opinión pública. Habrá que pasar el invierno, como se dijo alguna vez?...

Parafraseando términos aeronáuticos, me atrevo a decir que este Gobierno ni siquiera llegó a aterrizar. Está sobrevolando en procedimiento, pidiendo pista, a la espera de mejores condiciones meteorológicas, pero la visibilidad sigue siendo nula y se perciben densos nubarrones en el horizonte que nos hacen presagiar tormenta.

El manual indica..."ajustarse el cinturón" y estar preparados para un vuelo con turbulencias. Todo dependerá de la pericia de la Comandante del vuelo y de la experiencia de su equipo de colaboradores (azafatas/os) para calmar e instruir a los pasajeros ante una posible emergencia.

En mi opinión, tengo la certeza que existe UN PLAN DE VUELO definido, pero mucho dependerá de las instrucciones que se reciban de la TORRE DE CONTROL (leasé Gobierno Central).
Allí estará atada la suerte de un buen aterrizaje o de un posible impacto, porque indicadores erróneos llevan a una lectura incorrecta de la realidad.

Volar por instrumentos, en aproximación, aumenta los riesgos y todo queda sujeto a la CAPACIDAD y PROFESIONALISMO del piloto para resolver en contingencia. En estos casos juega decididamente la "percepción" y la "visual"que se tenga como referencia.

Esta relación metafórica me sirve para reflexionar sobre el rigor con el cual se elaboran las políticas públicas, y que excluye muchas veces, la consideración acerca de las dinámicas en las cuales se inserta esa política.

Entonces, si la política no permite alcanzar el logro esperado, se aducirá que no se supo gestionar, que faltaron recursos, que el sistema no estaba preparado, etc. Cabe preguntarse entonces, si considerar esas variables, no debiera ser parte fundamental del análisis necesario al momento de concebir una política u otra.

El campo en el cual se debe evaluar la coherencia de una política, debe incluir distintas variables que son propias del lugar donde se implementará.

La elaboración de buenas políticas públicas no es fácil.

La imagen de un avión intentando aterrizar en un día de tormenta, es más emocional que racional. Responde en todo caso a una sensación de insuficiencia ante lo que escucho, sobre una posible desestabilización institucional en la Provincia.

Ahora, poniéndole algo de razón a la metáfora, diría que el frente de tormenta lo encarnan factores presentes, propios de la dinámica política donde se insertan, como son las relaciones de poder, entre muchos otros factores.

Valga la metáfora, entonces, sólo como alerta.

Una alerta, poco novedosa; pero, por su urgencia, es necesario insistir sobre ella y que ello motive a implementar métodos eficaces (si bien existen, en la práctica distan mucho de ser suficientes) que permitan en el ejercicio cotidiano, conocer la real situación y los "aeropuertos" alternativos. Se entiende? . Si Ushuaia está "bajo mínimo", se podrá optar por Río Grande y por qué no?...por Tolhuin, que también tiene su aeródromo (aunque sin habilitar, ante una emergencia puede servir)

Por último y para "cerrar" la idea, me permito puntualizar en tres aspectos que considero importantes y decisivos en el análisis del Gobierno :

1) Dicotomía saber / hacer o, mejor dicho, “otra cosa es con guitarra”. La gestión pública contiene una capacidad teórica y discursiva de la participación solvente y coherente que a la hora de poner la teoría en acción zozobra. Sabemos decirlo pero no sabemos hacerlo.

2) Concepción del poder. Normalmente los políticos (funcionarios) asumen el poder del cargo desde una posición individualista y alejados del bien común; persiguen objetivos y aspiraciones personales por sobre los objetivos y bien común de la Institución, más todavía si tienen respaldo “político”.
3) Legitimación de la autoridad: Los funcionarios públicos, y todo trabajador en general, están dispuestos a comprometerse y rendir productivamente si son considerados, escuchados y guiados. Si saben que su "jefe" conoce lo que hace. Más que validar su autoridad por la formalidad del nombramiento, los jefes deben legitimarse por su acción.

Creo que estas tres dimensiones explican la situación y nos remiten al paradigma clásico de la concepción tayloriana de administración donde el capaz es el jefe y el trabajador sólo un recurso y, a su vez, permiten establecer líneas de acción que posibiliten la definición de mecanismos y procedimientos para favorecer la participación y el compromiso de la gente con la gestión pública, de lo contrario tal aspiración seguirá siendo una promesa pendiente.

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