06 abril 2008

Hablando la gente se entiende., Pero porqué no se convoca al diálogo?


Falta diálogo. Falta "apertura".

Se percibe desde Nación con ciertos atisbos de autoritarismo que no le hacen bien a la democracia.

Lo grave es que esa misma actitud se proyecta muchas veces a los gobiernos provinciales.

Y por casa, cómo andamos?...

Recuerdan esta foto?. Reinauguración Aeropuerto Río Grande. De izquierda a derecha: Eurnekian (AA2000), Cobos (Vice Pte), Fabiana Ríos (Gobernadota), Presidenta Fernández, Gutierrez (Gte. AA2000), Julio De Vido (Ministro) y Martín (Intendente)

Río Grande: Sigue con solo 5 vuelos semanales. Hasta la misma PresidentA dijo (hace un par de meses) que se aumentarían las frecuencias a nuestra ciudad (sic). Falacia

Ushuaia: Se redujeron las frecuencias a solo 27 vuelos semanales por la temporada invernal (casi la mitad). Otra falacia

En qué quedamos?... Apenas el "eco" de las promesas se escucha. En qué se está trabajando para cambiar la situación?... (silencio de radio)

Mientras tanto, todo pasa por Buenos Aires

(Aviación News) La decisión unilateral del Gobierno de aumentar las retenciones a la soja y el girasol puso de moda la palabra "dialogar", un término que hasta este conflicto no había utilizado con demasiada frecuencia el matrimonio Kirchner.

Y sino, que lo digan los directivos de las líneas aéreas nacionales que desde la devaluación -aquí, al revés de lo que pasó con el campo, los perjudicó- intentan en vano tener un diálogo con el Gobierno para exponer la situación que vive la industria.

Inútiles son los datos que dicen que todas las empresas que operaban en la Argentina quebraron o entraron en convocatoria -Aerolíneas Argentinas, Southern Winds, American Falcon, LAPA, Aero Vip, CATA- y que la única que sobrevivió lo hizo gracias al aporte de $ 758 millones del gobierno español, que el parque de aviones cayó a la mitad, que el promedio de edad es muy alto, que aún hoy vuelan menos pasajeros que antes de la crisis, que los índices en la región nos muestren como el país con el mayor retroceso en la materia, que las provincias no tengan vuelos y que las empresas que ingresaron en estos años al mercado declaren cuantiosas pérdidas -compensadas por ganancias en otros países- o sobrevivan por subsidios o compensaciones de los gobiernos provinciales.

Tampoco que el precio del combustible se haya triplicado o cuadruplicado, lo mismo que los salarios, insumos y gastos de infraestructura mientras las tarifas se mantienen congeladas.

Pese a semejante panorama, nunca existió el diálogo y cuando lo hubo -como ocurre por estos días- es a través de funcionarios de cuarto nivel. Sin diálogo -CLARA, la cámara que nuclea a las líneas aéreas nacionales no consigue desde hace mucho tiempo ser recibida por Ricardo Jaime, secretario de Transporte- difícilmente se puedan conocer los problemas y buscar las soluciones.

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