Maribel Jiménez El 22 de octubre a las 10:10
Un Hombre estaba perdido en un Bosque
Había probado ya varios senderos, con la esperanza de que alguno de ellos le condujera fuera, pero todos volvían a converger en el mismo punto, justo donde él se encontraba ahora.
Aún le quedaban por probar otros cuántos, pero se encontraba cansado y hambriento, así que decidió tomar un descanso antes de coger una nueva senda.
Mientras estaba allí sentado preguntándose qué sendero tomar, vio acercarse a otro viajero. Inmediatamente se puso de pie y gritó: ¿me puede ayudar? ¡Me he perdido! El otro hombre dio un suspiro de alivio y replicó: yo también estoy perdido.
Ambos empezaron a intercambiar información y pronto descubrieron que entre los dos habían recorrido ya muchos de los caminos existentes.
Ahora se ahorrarían trabajo y podrían evitar tomar senderos erróneos que uno u otro ya conociesen. Muy pronto los dos hombres estaban contándose sus desventuras con buen humor, lo que les ayudó a olvidarse del cansancio y el hambre. De esta manera continuaron su viaje.
La vida es como un bosque: a veces nos perdemos y sentimos confundidos, pero si compartimos nuestras experiencias e impresiones con los demás, el viaje no parecerá tan desalentador y puede ser que juntos encontremos mejores caminos y modos de vivir...
Había probado ya varios senderos, con la esperanza de que alguno de ellos le condujera fuera, pero todos volvían a converger en el mismo punto, justo donde él se encontraba ahora.
Aún le quedaban por probar otros cuántos, pero se encontraba cansado y hambriento, así que decidió tomar un descanso antes de coger una nueva senda.
Mientras estaba allí sentado preguntándose qué sendero tomar, vio acercarse a otro viajero. Inmediatamente se puso de pie y gritó: ¿me puede ayudar? ¡Me he perdido! El otro hombre dio un suspiro de alivio y replicó: yo también estoy perdido.
Ambos empezaron a intercambiar información y pronto descubrieron que entre los dos habían recorrido ya muchos de los caminos existentes.
Ahora se ahorrarían trabajo y podrían evitar tomar senderos erróneos que uno u otro ya conociesen. Muy pronto los dos hombres estaban contándose sus desventuras con buen humor, lo que les ayudó a olvidarse del cansancio y el hambre. De esta manera continuaron su viaje.
La vida es como un bosque: a veces nos perdemos y sentimos confundidos, pero si compartimos nuestras experiencias e impresiones con los demás, el viaje no parecerá tan desalentador y puede ser que juntos encontremos mejores caminos y modos de vivir...
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