
A través de la Resolución Nº 1663/07 que lleva la firma del Intendente Municipal Carlos Tomás Eliceche de Puerto Madryn, el Día del Empleado Municipal (8 de noviembre) fue trasladando el mismo al día viernes 9. Para incrementar por parte de esos trabajadores, el disfrute, de esa conquista social, con un “fin de Semana Largo”. Venimos bregando hace mucho tiempo que si a los días oficiales, les agregamos con este criterio de fines de semana largos, los Feriados gremiales, se llegaría a un ideal que no altera ni la productividad, ni el calendario escolar.
Esto agregado al rito religioso de Fin de Año y de la Semana Santa. Con las coincidencias de feriados fijos, con los fines de semana, originan un calendario, que más allá de la frivolidad que en otros tiempos, se podía presumir, surge un apuntalamiento inteligente sobre una de las actividades prioritarias del país, desde lo productivo genuino y sostenible a lo respetable que debe ser para los Gobiernos, un sector con mas de un millón de trabajadores permanentes, piedra angular de la mejor “calidad de vida”.
La explosión del turismo como fenómeno mundial, cuantitativo, como “conquista social del siglo”, imparable en el crecimiento de las últimas tres décadas, otorgó una nueva dimensión al fenómeno, ahora masivo, arrastrando la provisión de miles de puestos de trabajo y dando forma a uno de los tres factores esenciales que movilizan la economía del planeta.El turismo de las últimas décadas no se parece en nada al que existió en el pasado. Históricamente, "hacer turismo", parecía privativo de clases sociales económicamente acomodadas o dicho de otro modo de personas que no tenían limitaciones, ni en el gasto o en el tiempo.
Profundizando el tema podemos agrupar los efectos negativos de la estacionalidad en el turismo en dos grandes apartados: económicos y sociales. Entre los primeros cabe citar la baja rentabilidad de las inversiones en equipamientos turísticos, que deteriora las infraestructuras, junto con la estimulación al alza de los precios; el elevado costo de la reposición y amortización de infraestructuras y la dificultad en el armado de un eficaz servicio de transporte, proveedor de visitantes.
Forzadas las estructuras en los meses de temporada alta para poder recepciónar un número importante de turistas que coinciden en los mismos lugares en idénticas fechas, se producen ataques directos a la propia naturaleza que terminan alterando el equilibrio ecológico. Así se contaminan playas y cursos de agua, se llega a sobredimensionar la planta de servicios (agua, luz, gas, cloacas, etc.) se alteran los patrimonios forestales y llegan a originarse perjuicios irreversibles.
Otro aspecto a considerar es el de las incomodidades que se soportan en los lugares del destino vacacional como consecuencia de los elevados niveles de concentración puntual. Entre ellos pueden mencionarse; la reducción. de la satisfacción del viaje o vacación; la desaparición de la tranquilidad y el sosiego en playas, bosques y sierras; y la desordenada, además de sobrecargada, demanda que reduce la calidad de los servicios y los encarece , en muchos casos, destruyendo la imagen del Centro Turístico y en este conjunto de reflexiones, cabe recordar que la relación de estacionalidad y desempleo es de consecuencias perjudiciales: solo un limitado porcentaje de prestadores de servicio puede migrar en el logro de una continuidad laboral, quedando el resto subutilizado gran parte del año.
El Dr. . Manuel Figuerola Palomo , explicaba en su cátedra (Madrid-España) que hoy en los países desarrollados o en vías de serlo, por el incremento de los "costos fijos", no se justifica pensar en la construcción de hoteles de cuatro o cinco estrellas en lugares cuyos atractivos "genuinos", cercanos, no permitan una retención de viajeros el 50% de los días del año.
Crear el ordenamiento calendario de este trascendente sector sin lugar a dudas, es un DEBER INDELEGABLE DEL ESTADO.
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