01 marzo 2008

La vigencia de las observaciones hechas por Ortega y Gasset sobre los Argentinos y la falta de una Política de Transportes

Leer y releer a ORTEGA nos hace pensar que la ARGENTINA está detenida o mejor dicho “fuera del tiempo”.

“La impresión que una generación nueva produce, sólo es por completo favorable cuando suscita estas dos cosas: esperanza y confianza.
La juventud argentina que conozco me inspira -¿por qué no decirlo?- mas esperanza que confianza.
Es imposible hacer nada importante en el mundo si no se reúne esta pareja de calidades: fuerza y disciplina.
La nueva generación goza de una espléndida dosis de fuerza vital, condición primera de toda empresa histórica, por eso, espero de ella. Pero, a la vez, sospecho que carece por completo de disciplina interna – sin la cual la fuerza se desagrega y volatiliza - , por eso desconfío de ella.
No basta curiosidad para ir hacia las cosas: hace falta rigor mental para hacerse dueño de ellas.”
José ORTEGA y GASSET (La Nación 28 de diciembre de 1924)
Sus observaciones y críticas a nuestra forma de ser escritas y dichas hace casi ochenta años siguen vigentes y no tengo duda que si ORTEGA viviera, no podría renovar ni mejorar sus antiguos escritos, tendrían que volver a editarlos sin tocarles ningún punto y coma.

Más aun parecería que hemos insistido en “perfeccionar nuestros vicios” y “empeorar nuestras virtudes”.

Como también lo apuntaba ORTEGA cada dia hay mas distancia entre nuestra envidiable inteligencia y el “criterio” y de ese modo se gastan energías en generar ideas y proyectos gigantescos pero sin criterio alguno, como el del “tren bala” que luego ante la imposibilidad de concretarse nos sumergen mas profundamente en nuestras ya crónicas frustraciones.

Son o fueron proyectos “enfáticos”, como aquel otro que nos posibilitaría viajar a JAPON en apenas unos minutos, de los que hemos tenido más de uno y que hoy nos provocan una trágica risa.

El tema de nuestra ARGENTINA es que nuestras minorías o “elites” en vez de sentirse sitiadas por “el vulgo inerte” y de ese modo a partir de esa sensación de aislamiento sentir el máximo estímulo para proponernos la tarea del futuro, se sienten alagadas “por ese vulgo” que en vez de incitarlas las adormece hasta sumergirlas en un profundo mar de mediocridades y mezquindades.

Estas falencias son las hacen que desde hace varias décadas nuestro país no tiene “políticas de estado”, fruto de la suficiencia causada por la ignorancia que nos hace creer que sabemos todo y de todo mientras tanto nuestras cuestiones y problemas continúan sin resolverse.

Siempre siguiendo a ORTEGA, “…si no se tiene clara noción de los problemas mal se puede proceder a resolverlos”

Precisamente creo que nunca hemos tenido no ya una política aérea, sino una política de transportes, y la consecuencia es que hoy tenemos un deficiente servicio de transporte aéreo, virtual inexistencia de servicios ferroviarios, un exceso de transporte automotor sin tener las rutas apropiadas lo que da cuenta de la cantidad de accidentes que se producen durante cada año con un elevado numero de muertes y de pérdidas materiales que también se traducen en pérdidas económicas difícilmente cuantificables.

Acaso nos preguntamos “cuanto vale una vida”.
¿En alguna parte se computa el valor de las vidas perdidas…? ¿En alguna parte se computa el costo que significa no resolver nuestros problemas…? Asimismo nos podríamos preguntar porque esos pasivos los tenemos que soportar todos los habitantes sin distinción alguna de clase o posición social.

Hoy casi todas las regiones del país, no solo las turísticas, reclaman por la escasez de los servicios aéreos, escasez que según los reclamos perjudican el desarrollo y crecimiento económico consecuencia del aislamiento que se pretende eliminar.
Asi zonas tan dispares como SALTA, JUJUY, USHUAIA, RÍO GRANDE, PUERTO MADRYN, MAR DEL PLATA, o CATAMARCA y LA RIOJA reclaman por las consecuencias negativas, diría yo no solo de la escasez de los servicios aéreos, sino de transporte en general.

Si MAR DEL PLATA o ROSARIO o SANTA FE tuvieran un eficiente servicio ferroviario probablemente no reclamaría por mayores servicios aéreos, lo mismo pasa con otros destinos ubicados entre los quinientos y seiscientos kilómetros de BUENOS AIRES.

También hay que tener en cuenta las dificultades provocadas por la escasez y baja densidad de población existente en todo el interior con exclusión de la ciudad de Buenos Aires y el llamado GRAN BUENOS AIRES, franja ubicada en la Pcia. de Buenos Aires de una extensión no mayor de treinta y cinco a cuarenta kilómetros contados desde el limite de la ciudad hacia el interior de la Provincia de Buenos Aires.

En esta zona habita casi la mitad de la población de todo el país.

Esta situación hace que no exista la demanda necesaria para hacer viable eficientes sistemas de transporte ferroviario ni de autopistas que cubran la totalidad del país.

Por otra parte hay que tener en cuenta que la generalidad de la población carece de los recursos necesarios para pagar tarifas realmente retributivas, sin perjuicio de los subsidios que reciben en el mundo los servicios ferroviarios e indirectamente los automotores de carga y pasajeros.

Por ello la solución a esta cuestión debe encararse conociendo realmente el “problema del Transporte”, para cuyo fin debe pensarse en soluciones inmediatas, mediatas y de largo alcance pensando también en un modelo futuro de país.

Las soluciones inmediatas las debe dar el transporte aéreo, pero para ello será necesario realizar reformas sustanciales al régimen legal vigente, imprescindibles para facilitar no solo el desarrollo de las empresas existentes, sino también la creación de otras nuevas.

Creo que sería imperioso admitir las últimas tres libertades del aire, la séptima, octava y novena.
En este contexto deberían liberarse no solo las tarifas aéreas internas sino también las tasas aeroportuarias dejando en cabeza de los concesionarios la determinación de los valores respectivos por la prestación de sus servicios.

Simultáneamente se debería elaborar una política de estado para la implementación de un plan nacional de transportes para ser implementado en un plazo de diez a quince años, asegurando las fuentes de financiación y garantizando un régimen tarifario sustentable sin perjuicio de los aportes decrecientes que debería hacer el Estado.

La formulación de políticas de estado requiere del diálogo y la dialéctica, ya que ésta es colaboración. Por eso ORTEGA escribió que “el pensamiento honesto es siempre, en tal sentido, dialéctica”

Nuestra idiosincrasia nos lleva más a combatir las ideas de los otros que a exponer nuestras genuinas convicciones, por ello vivimos “descalificando”, trasladando responsabilidades y victimizándonos.

Aun somos inmaduros y por tanto “enfáticos e imprecisos”. “Nada urge tanto en SUD AMÉRICA como una general estrangulación del énfasis” también escribió ORTEGA.

Nuestro país requiere una genuina ofensiva intelectual como expresión de nuevas ideas positivas, pero para ello hay que asumir que el verdadero hombre fuerte o “auctor”, de allí deriva autoridad no es el que vive atacando o combatiendo o inventando enemigos, sino el que es capaz de afirmarse en la honestidad de su pensamiento y por tanto es factor de certidumbre y ejemplaridad por ello infunde confianza.

En este punto tampoco debemos confundirnos, el pensamiento puede ser equivocado, falso o verdadero por ello la dialéctica y el diálogo nos acercan y facilitan la llegada a la “verdad” o mejor dicho al mejor pensamiento o mas cercano a lo verdadero y nos permitirá ser partícipes de una solución enriquecedora que todos contribuiremos a construir.

En el caso del transporte, esa solución o “verdad” será elaborar y ejecutar a lo largo del tiempo una política de estado en la que cada uno deberá hacer algún aporte y reconocer el del otro.

En definitiva deberemos ser menos sensibles y más precisos. Concluyendo con ORTEGA deberemos ir a las cosas sin mas…!

Luis Alejandro Rizzi (Aviaglobal)

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