Carlos Manzoni para LA NACION
A 15 años de la sanción de la ley que autorizaba la creación de zonas francas en el país, poco es lo que puede señalarse como positivo sobre esta normativa, ya que no se cumplieron los objetivos que se trazaron en el momento de su elaboración y que apuntaban a fomentar el desarrollo de la industria nacional.
La ley 24.331, sancionada el 18 de mayo de 1994, tenía pretensiones ambiciosas, con políticas de Estado que miraban al país como competitivo, pero después se crearon menos zonas francas de las que se esperaba: en el mundo, el 30% del comercio exterior pasa por estas áreas, mientras que aquí esta cifra sólo llega al 3 por ciento. Además, las que efectivamente se instalaron no llegaron a convertirse en polos industriales generadores de empleo y reactivadores de las economías regionales.
"El saldo de las zonas francas en la Argentina, luego de quince años de la ley que las promovía, es muy pobre. No responde a la expectativa creada cuando se dictó esa normativa. En parte, eso es explicable por el hecho de que el establecimiento de estas zonas en nuestro país llegó bastante tarde", explicó Carlos Canta Yoy, especialista en temas aduaneros y en comercio exterior.
Se esperaba la creación de una zona franca por provincia, pero, hasta el momento, sólo nueve son operativas, según datos extraídos de la página web de la Dirección General de Aduanas, dependiente de la Administración General de Ingresos Públicos (AFIP).
La percepción que tienen los importadores, que eran otros supuestos beneficiados por este régimen, es que siguen obligados a recurrir al exterior para traer un producto. "Por ejemplo, no se producen plasmas en ninguna de estas zonas francas, por eso lo tienen que traer de afuera", explicó un abogado que patrocina a importadores por cuestiones relacionadas con estos asuntos.
El letrado, que pidió no ser nombrado, comentó que si el mismo televisor que traen de México se produjera acá, seguramente lo comprarían, porque ya sólo con no pagar el flete tienen una ventaja. "Un país con una fuerte industrialización debería tener un gran desarrollo de zonas francas. Pero lo que ocurre es que, finalmente, no producen: terminan por convertirse en fábricas vacías", expresó.
El artículo 4 de la ley reza: "Las zonas francas tendrán como objetivo impulsar el comercio y la actividad industrial exportadora, facilitando que el aumento de la eficiencia y la disminución de los costos asociados a las actividades que se desarrollan en ellas se extiendan a la inversión y al empleo. El funcionamiento de las zonas francas será convergente con la política comercial nacional, debiendo contribuir al crecimiento y a la competitividad de la economía e incorporarse plenamente en el proceso de integración regional". Pero nada de esto sucedió.
Lo cierto es que las zonas francas en la Argentina se utilizan como meros depósitos fiscales, pero no producen ningún tipo de mercaderías. Según explicó Canta Yoy, se utilizaron sólo como depósitos y como base para tareas simples, como fraccionamiento de productos o envasado.
"La zona franca de Córdoba, creada hace diez años, continúa funcionando como depósito de mercadería importada, ya que no pudieron concretarse los proyectos de radicación de industrias en el predio porque la reglamentación de la ley 24.331 tornó inviables los procesos productivos", dijo Eduardo Gallino, gerente de Zofracor, empresa que la explota.
La zona franca de General Pico, La Pampa, abierta en 1998, nunca despegó. Los beneficios impositivos, aduaneros y de contribución social que posee siguen intactos, pero captó masivamente la atención de empresas. Fue publicitada como uno de los pilares de la refundación de La Pampa. Pero son muy pocos los rubros que allí se desarrollan.
Fuente: Diario La Nación. Domingo 31 de Mayo 09
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