El gerente general de Aerolíneas Argentinas, Julio Alak, decidió nombrar en áreas estratégicas del directorio de la empresa a dos funcionarios de su íntima confianza que tienen tres causas judiciales abiertas por irregularidades en su paso por la intendencia de La Plata. A principios de abril, Alak designó a su sobrino Guillermo Musciatti como Gerente de Compras y a su ex secretario de Hacienda comunal, Carlos Albarracín, como Gerente Financiero. La información fue confirmada a Crítica de la Argentina por el propio Musciatti quien precisó que lleva casi un mes en funciones en la compañía. El nuevo gerente de Aerolíneas fue contador general de la municipalidad entre 2002 y 2007, es decir, en los últimos cinco años de la larga gestión de Alak en La Plata. Es hijo de Delia Alak, hermana –ya fallecida– del funcionario que está al frente de la reestatizada compañía aérea y hermano de Federico Musciatti, el histórico secretario privado de Alak.
Las denuncias judiciales 2.455/08, 2.475/08 y 2.471/08 que se radicaron en su contra y en contra de Albarracín (el nuevo gerente financiero de la empresa) fueron iniciadas por el sucesor de Alak: el también kirchnerista Pablo Bruera. Los cargos por los que se los acusa son administración fraudulenta agravada –por ser contra la administración pública–, peculado y falsificación de documento público. Pese a que Musciatti le dijo a este diario que no existe ninguna denuncia en su contra y que no fue notificado de nada, las tres causas permanecen abiertas en el juzgado de Garantía Nº 4 de La Plata, a cargo del doctor Juan Pablo Masi y la que investiga es la Fiscalía de Investigaciones Complejas Nº 8. Ante la consulta, Musciatti afirmó: “Fuimos intachables en la gestión. El Tribunal de Cuentas de la provincia aprobó todos los balances de mi paso por la municipalidad de La Plata, incluido el de 2007. Siempre he sufrido la persecución por parte del periodismo y de la oposición”.
El contador Musciatti intentó ingresar en el Ministerio de Seguridad al inicio de la gestión de Carlos Stornelli, pero duró apenas 45 días. El flamante gerente de Aerolíneas sostuvo que había sido designado “como empleado” en la subdirección de Coordinación de Delegaciones Administrativas del ministerio durante la gestión de Stornelli y que decidió abandonar su puesto porque “no podía desarrollar” la tarea para la que había sido convocado.
Desde el gobierno nacional, sostienen que Alak está intentando desmontar una estructura gerencial que está intacta desde hace por lo menos 15 años. “Las administraciones pasan y ellos quedan. Son los que conducen la compañía y los que sobrevivieron a todo sin pagar costos”, le dijo a Crítica de la Argentina un funcionario que se ocupa personalmente de la línea aérea estatal. De las 150 gerencias que existen en el interior de Aerolíneas, hay por lo menos diez que están en la mira del Poder Ejecutivo y son señaladas por los sindicatos aeronáuticos como “partícipes necesarios” en el proceso de vaciamiento de la compañía.
Alak gobernó La Plata durante dieciséis años ininterrumpidos hasta que en octubre de 2007 fue derrotado por el vecinalista Bruera, quien había debutado en política como concejal del alakismo. Inició su carrera durante los primeros años del menemismo y pasó a las filas del kirchnerismo durante la segunda etapa del mandato de Néstor Kirchner. Pese a que su contacto en el gobierno era el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, Alak alcanzó en poco tiempo una sintonía fina con el secretario de Transporte, Ricardo Jaime. En julio del año pasado fue designado gerente general de Aerolíneas por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, tras el acuerdo firmado con la empresa española Marsans.
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