21 junio 2009

Editorial de Consignas: Tierra del Fuego en la búsqueda del Paraíso perdido

Una interesante "editorial" del portal CONSIGNAS, que me permito recrear porque considero necesario analizar su contenido con ustedes. (JOH)

Las discusiones acerca de dichos y entredichos intrascendentes entre funcionarios, postergan hasta nuevo aviso, las posibilidades del debate sobre el diseño de nuestra provincia


Los objetivos a cuatro años, coincidentes con las elecciones provinciales, son los verdaderos conspiradores que atentan contra los intereses del conjunto del pueblo fueguino, cuyo futuro sigue siendo incierto; en momentos en que existen condiciones objetivas de sentar las bases para una provincia viable, para generaciones futuras

¿Toda discusión pasada fue mejor?

Cuando Tierra del Fuego no tenía el status jurídico de provincia, y era aún un territorio nacional ( el último en su especie, en nuestro país) solía escucharse referencias a la posibilidad de vivir en un lugar, la isla, donde se pareciera más a un paraíso terrenal, claro que en época de pleno auge de la sociedad de consumo, que a una provincia de un país subdesarrollado, en un continente empobrecido y saqueado por siglos

Algunos vecinos, con poder de imaginación más exacerbado, abundaban en detalles y describían lo que debería ser esa isla paradisíaca: grandes, lujosos y pocos hoteles de nivel exclusivo, no menos fastuosos casinos, pocos habitantes con un nivel de vida propio de ciudades altamente desarrolladas, en fin, lo más parecido posible al Principado de Mónaco, pero con nieve y en el extremo austral del planeta

Por el contrario, había quienes sostenían la necesidad, y urgencia, de plantear el desarrollo económico sustentable en el tiempo, a partir de la explotación de los recursos naturales existentes, en la jurisdicción del entonces Territorio Nacional.

Lo que produciría, obviamente, la necesidad de un aumento poblacional, a partir de una mayor ocupación de mano de obra requerida, por efectos de la implementación de dicho plan.

Ninguna de las dos visiones de lo que Tierra del Fuego debería ser, fueron plasmadas, en proyectos concretos. Al menos, no fue de conocimiento público.

“Isla de la fantasía”, “más vale territorio rico que provincia pobre”, “explotación racional y sustentable de los recursos naturales”, etcétera, eran expresiones que alimentaban fervientes polémicas y, de alguna manera, alineaciones en uno u otro sentido, del conjunto de la comunidad.
Por aquellos tiempos, se discutía también, con entusiasmo y pasión, la pertenencia o no, de las Islas Malvinas y del Sector Antártico Argentino, a la jurisdicción de lo que devendría provincia, finalmente, de Tierra del Fuego, Antártida é Islas del Atlántico Sur.
Ninguna de las visiones, ideas o proyectos, se lograron implementar. No interesa aquí emitir juicio de valor a cerca de aquellas posturas. Pero lo que si vale resaltar, es el hecho de recordar que, en un tiempo no lejano, se discutían en el seno de la sociedad fueguina, distintas alternativas probables para el desarrollo de Tierra del Fuego. Antagónicas, es cierto, pero defendidas con vehemencia y convencimiento,y de cara a la sociedad

Lo dicho, no es exageración, ni nostalgia por tiempos pasados. Es un dato de aquella realidad, que hoy, a la distancia, le damos otra valoración. Tal vez más objetiva, por el paso de los años y por haberse apaciguado aquellas viejas pasiones que giraban en torno a la definición del tipo de provincia a construir.
Aquel recuerdo, viene bien refrescarlo, como antecedente inmediato para comprender, o al menos intentar comprender, lo que nos pasa como sociedad.
Porque, como consecuencia de no haberse definido el perfil de provincia, en función de las posturas antes señaladas ,resultó lo que hoy tenemos como tal.
Cierto es, que la realidad nacional y el comportamiento general de toda la comunidad argentina, condicionó, como es lógico que ello ocurra, el desarrollo de los acontecimientos en la Tierra del Fuego.
No obstante, nuestra provincia tuvo una oportunidad histórica para sentar las bases de un perfil de provincia, cualquiera que fuere, el cual fue desperdiciado. Es decir, al comienzo de la década de los noventa, cuando, en oportunidad de su provincialización, Tierra del Fuego, inauguró su nueva condición, sin deuda y con una transferencia de fondos desde la Nación, sólo comparable a los enviados a partir de la gestión del ex Presidente, Néstor Kirchner.
Hoy, por ese motivo recién señalado, se abre otra oportunidad histórica.

El sur turístico, el norte industrial

Esa fue la última referencia, en cuanto a una posible definición acerca de las posibilidades de desarrollo económico de Tierra del Fuego.
En función del entorno natural, por demás prodigioso, existente en la zona sur, se planteaba un desarrollo, casi exclusivo, de la actividad turística. Por ello, se planteó la necesidad, excluyente, de la construcción de un aeropuerto de nivel internacional, lo que permitiría el flujo de turistas de todo el mundo.
Pero esa obra y la del Cerro Krund, fueron las únicas para el crecimiento de la actividad.
De la planificación, de la búsqueda de inversiones, etc., según parece, debería ocuparse quien mora en el cielo.
Otro tanto, sucedió en la zona norte de la isla.
No menos de tres “inauguraciones de las obras”, para la instalación de un polo petroquímico, nos vienen a la memoria. Al igual que la necesidad de la construcción del puerto, por el cual saldría toda la producción (¿producción?) de la Isla Grande.

Los fueguinos debemos pensar en grande

La Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, tiene catorce años como tal. Se podría asegurar, entonces, que está en plena etapa fundacional, en el sentido que, aún no están sentadas las bases definitivas, que habrán de regir la vida de los que en ella habitamos en, al menos, un tiempo considerable.
Esas bases, tienen un requisito previo, cual es la determinación de objetivos a alcanzar. Es decir, definir primeramente, qué tipo de provincia hemos de procurar construir.
Y en este sentido, la responsabilidad de diseñar esa provincia, debe ser de todos los fueguinos , bajo pena, de no hacerlo, que otros decidan por ellos.
Nadie puede negar las necesidades existentes en cuanto a falta de viviendas, de escuelas, de mejoramientos de caminos, de espacios recreativos, etcétera.
Pero las prioridades no deben estar centradas en plazos electorales o, para no ofender, en efectos cortoplacistas,.
Es decir, tener una visión a largo alcance e implementar políticas en ese sentido, también resultará beneficioso para el conjunto de la comunidad. La diferencia entre una actitud y otra, radica, justamente, en que esta última será de carácter permanente, contribuyendo a la definitiva consolidación de Tierra del Fuego, como provincia argentina viable, en todo sentido.
|| Fuente: (consignas)

No hay comentarios.: