15 julio 2009

Mariano Recalde es el nuevo 'leader top' de Aerolíneas Argentinas. Debería ser el presidente pero por ahora sólo es el gerente general

En cualquier caso, le resulta complicado conseguir un equipo idóneo, explicar los $6,6 millones de pérdidas diarias de la compañía y entender un negocio difícil y que, en el caso argentino, no es negocio.

MADRID (Cotizalia). Hace dos semanas acababa mi artículo sobre deuda fuera de balance con una reflexión de un insigne contable: “mi sueño antes de morir es poder realizar un viaje en un avión que figure en el balance de una aerolínea”. ¿A qué se refería Sir David Tweedie, autor de la cita?

Imaginemos que la empresa Poeing fabrica un avión, incurriendo en una inversión de veinte millones de dólares. El avión es adquirido por JE Leasing, pasando del balance de Poeing al de JE, y a su vez esta última firma procede a arrendar el avión a la aerolínea California Airlines.

El arrendamiento se diseñará de forma que compute como “arrendamiento operativo”, es decir, que los pagos a los que se compromete a efectuar la aerolínea en los próximos años no figurarán en el pasivo de la firma aérea, y de igual forma, tampoco aparecerá el avión en el activo.

Así, la aerolínea habrá conseguido reducir el tamaño de sus activos, buscando maximizar el retorno sobre activos. Además, habrá conseguido ese objetivo vital de que la deuda no figure en el balance de situación.

Por su parte, JE Leasing ha adquirido el avión beneficiándose de su AAA, y además procederá a amortizar el avión en su contabilidad fiscal, beneficiándose del escudo que dicha amortización genera (compensando beneficios de otras unidades operativas).

El resultado es que el avión ha desaparecido del balance de Poeing y el de California Airlines. Para remediar esta formidable paradoja, tanto el instituto emisor de normas contables internacionales, IASB, como el de las norteamericanas, FASB, se han planteado emitir un estándar conjunto de forma que no existan arrendamientos operativos (que no figuran en balance), sino que todo arrendamiento pase a considerarse financiero (obligando por tanto a reconocer en el activo y en el pasivo el avión y los compromisos de pagos inherentes al mismo).

Aunque anecdótico, el ejemplo del avión desaparecido nos debería hacer reflexionar sobre los mecanismos contables que permiten a las empresas incurrir en financiación fuera de balance. Son mecanismos legales, pero todo consumidor de información financiera debería estar avezado a la hora de identificar estos mecanismos, con el objeto de realizar un análisis objetivo sobre las consecuencias que la deuda fuera de balance pueda representar en su decisión financiera.

Hace dos semanas observábamos varios métodos de financiación fuera de balance. Hoy, aparte de los arrendamientos operativos, habría que citar por su relevancia la financiación sin recurso que se puede obtener a través de un project finance o de una titulización.

Ambas son figuras muy necesarias en nuestros mercados financieros, permiten obtener una financiación que se consigna a un proyecto determinado o a una masa de activos, y tanto el proyecto como los activos pasan considerarse aislados, de forma que si la empresa que originó el proyecto cayera en bancarrota, los activos no pasarían a la masa concursal, sino que serían aprehendidos por el financiador.

En cualquier caso es importante conocer los detalles de estos acuerdos (a menudo figura información en las notas al pie) a la hora de evaluar el riesgo de inversión en la compañía promotora del esquema.

¿Qué lecciones debemos extraer?

Primera, no confiar en demasía de la deuda que aparece en la memoria de una empresa, sino que ha de leerse las notas al pie adjuntas a esta cifra, para evaluar si hay deuda fuera de balance o compromisos futuros que no figuran en el pasivo.

Segunda, compruébese si la deuda reportada en Diciembre difiere de la que se informó en Marzo, Junio o Septiembre.

Tercera, revísese el perímetro de consolidación para evaluar si alguna de las empresas no consolidadas tiene deuda garantizada por la matriz (es muy común el consolidar las filiales en beneficios con poca deuda y el desconsolidar las filiales malas, en pérdidas y con mucha deuda, a menudo garantizada por la “matriz”).

Cuarta, es muy potente el calcular la deuda verdadera capitalizando los gastos financieros. Así, si una empresa informa de que la deuda en diciembre es €1.000 millones, los gastos financieros han sido de €100 millones y el coste financiero medio de la empresa es un 5%, lo más probable es que la cifra verdadera de deuda sea €2.000 millones (100 dividido de 5%), no €1.000 millones.

De este artículo se deduce que si usted lector realiza un viaje en avión, es posible que dicha aeronave no exista, aunque volar en un avión inexistente nos debería aterrar…

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